Publicada en la web del Área de Comunicación y Artes Escénicas - artesescenicas.sociales.uba.ar
La cita es el Espacio Umbral, Almagro. Tomamos asiento y pronto nos irán eligiendo, de a dos o de a tres. Vamos a hacer un recorrido a ciegas. Aceptamos ponernos un antifaz y nos dejamos guiar. Agarramos del hombro a nuestro guía y confiamos en sus amorosas palabras que nos ayudarán a esquivar árboles, motos mal estacionadas, baldosas flojas y tapas de Aysa. Así avanzamos, lentamente y con cuidado, mientras se despiertan nuestros sentidos. Todo parece peligroso alrededor, los autos, los bondis, los pasos, todo parece acercarse y abrumarnos un poco. Empezamos a buscar pistas sobre nuestra ubicación, notamos cuando hay mayor luz, subidas y bajadas en el asfalto, la rugosidad del piso, la aparición o ausencia de baldosas, la cercanía o no de una pared, olor a perfume, a shampoo, a anís, cítricos, olores frescos, panaderías, pizzerías, parrillas. Ante la ausencia de la vista, se irán despertando el resto de nuestros sentidos para ayudarnos a lograr una ubicación de tiempo y espacio.
Seguimos adelante y podemos descubrir la mirada ante la primera baldosa que nos indica que allí se han llevado secuestrados a Evangelina y a Daniel. Es una baldosa distinta a otras y tiene la característica de estar rodeada con unas venecitas de colores. Hay un diseño que invita a mirar, a frenar y prestar atención. Y sin embargo, la ciudad se maneja a toda velocidad donde nadie frena, nadie mira, ni presta atención. Nosotros ahora lo hacemos a conciencia tras desvelar la mirada. Nos apartamos y en una lectura colectiva compartimos un testimonio: “Permanecí vendado todo el tiempo pero, por el acostumbramiento a la venda, pude reconocer personas y ver el lugar”. Cuando nos acostumbramos a no ver, el resto de los sentidos se vuelven más valiosos que nunca, y nos permiten ir sumando pistas para reconocer el lugar. En los testimonios de la Dictadura Militar, apelar a todos los sentidos cuando se anulaba la vista fue clave para reconstruir el hecho.
“¿Cuál es el sentido de la memoria?” se nos pregunta mientras avanzamos por el recorrido, mientras vemos más y más baldosas, que son muchas pero no son las suficientes. Mientras hacemos siluetas de aquellos que ya no están pero queremos hacer presentes, mientras dejamos nuestro mensaje y reconocemos espacios con el tacto, el oído y el olfato, cuando superamos el miedo a no ver.
A medida que seguimos adelante vamos entrenando cada vez nuestros sentidos dormidos, despertamos la curiosidad, observamos en profundidad aunque tengamos los ojos tapados, nos volvemos, quizás, más observadores que tantos otros que circulan con sus dos ojos a disposición pero sin mirar.
¿Cuál es el sentido de la memoria? ¿Qué vemos de aquello que nos rodea? ¿Qué vemos de nuestra historia? Tal vez todavía necesitemos desvelar la mirada, mirar desde otros ángulos, visibilizar a través de todos los sentidos, convertir ausencias en presencias.
Relato Situado, el Sentido de la Memoria de la Compañía de Funciones Patrióticas y Corda-Doberti, es un recorrido participativo por las calles de Almagro que reconoce la labor desarrollada desde 2006 por Barrios x Memoria y Justicia, movimiento dedicado a colocar baldosas conmemorativas de víctimas de Terrorismo de Estado.
Espacio Umbral (Av. Díaz Vélez 3980, CABA).
Reservas: funciones.patrioticas2010@gmail.com
Performers: Federico Aguilar, María Paula Doberti, Malala González, Laura Lina, Daniel Miranda, Martín Seijo y Martín Urruty.
Asistencia artística: Ezequiel Lozano.
Colaboración musical: Felipe Rubio.
Gráfica: Dante Sabatto
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