Llegamos gracias al boca en boca, estamos en pleno barrio de Caballito y un cartel que dice “Peluquería”, nos invita a espiar por sus ventanas que nos hacen viajar en el tiempo a una barbería de época. Llena de chucherías, con detalles en cada rincón, un cartel que nos advierte: “por orden del comisario se prohíbe entrar armado y con sombrero al despacho de bebidas”, y podemos ver una lona que nos informa para qué estamos ahí: estamos a punto de ver “Proyecto Posadas”, de Andrés Binetti, bajo la dirección de Michelle Wejcman.
Nos dan la bienvenida con un regalito y nos avisan que en el entretiempo nos van a convidar un té o un café, nos indican ubicaciones por orden de llegada y no hay escenario ni butacas, nos sentamos frente a la vidriera donde sucederá la historia, estamos tan cerca que podemos vernos reflejados en los espejos que forman parte de la escena, y somos tan voyeurs que encanta.
“Proyecto Posadas” hace referencia al dirigente trotskista argentino, J. Posadas, dirigente del Partido socialista Obrero. En 1970 el posadismo formó su propia Cuarta Internacional conocida como la Cuarta Internacional Posadista y dos años antes, en 1968, llamó a convocar a las masas para instaurar el socialismo y escribió: “es necesario decir a los seres de otros mundos, si aparecen, que deben intervenir ya, colaborar con los habitantes de la Tierra para suprimir la miseria...”. Este es el punto de partida de la obra que cuenta dos momentos: uno en los años 70, cargados de militancia y clandestinidad, y otro en el presente que aborda el terreno de los recuerdos, la frustración, la superficialidad, el cambio de época y la reflexión sobre el pasado.
El primer acto nos sorprende con un grupo de jóvenes, un look claramente ambientado en los 70, llenos de entusiasmo, ideales, fe y contradicciones, ellos quieren un mundo mejor, quieren creer en algo, quieren hacerlo bien pero a veces dudan de qué es lo que deben creer. Años después todo parece distante y sin embargo sigue más vivo que nunca, con las frustraciones de lo que no fue, la convicción de que pudo haber algo mejor, el extrañamiento de una juventud actual tan ajena que asusta y el anhelo de un futuro prometedor que tarda en llegar.
Hay un detalle, no menor en esta obra, que resulta por demás atractivo y tiene que ver con el rol del espectador, somos espías que nos asomamos por la ventana y tomamos prestada esta historia, somos curiosos, infiltrados en una reunión privada, participantes silenciosos e invisibles, pero participantes al fin, somos cómplices y eso es maravilloso. Intrusos en una barbería de época, llena de detalles que pueden funcionar de objeto o escenografía, cada rincón del lugar tiene su magia y esta obra puede aprovecharlo, y nosotros disfrutarlo en un todo que nos encanta aplaudir.
FICHA TÉCNICA
Autoría: Andrés Binetti.
Actúan: María Eugenia Álvarez, Fabián Caero, Malala González, Laura Igelko, Geraldine Lapiduz y Luciano Rojas.
Trailer: Luli Di Pasqua y Rodrigo González.
Vestuario: Ana Algranati y Celina Barbieri.
Fotografía: María Belén Cobas.
Diseño Gráfico: Florencia Cuello.
Asistencia de dirección: Yesina Wejcman.
Prensa: Marisol Cambre.
Dirección: Michelle Wejcman.
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