Publicada en la web del Área de Comunicación y Artes Escénicas - artesescenicas.sociales.uba.ar
Es domingo y llueve, apenas después del mediodía, subimos las escaleras y los actores deambulan por el espacio, mate en mano y ese claro de luz que entra por el ventanal, compartimos. Mate, espacio, sonrisas, intercambiamos, experimentamos el teatro como espacio de encuentro, de estar entre pares. Traen un pizarrón, lo ubican en el medio del espacio y escriben “Mi hijo solo camina un poco más lento” y así comienza la segunda parte de esta experiencia escénica escrita por Ivor Martinić y dirigida por Guillermo Cacace en Apacheta Sala Estudio.
Relatos. Cada actor presenta un relato, de lo que pasó, de lo que está pasando, de lo que vemos y lo que no, se su punto de vista, de varios puntos de vista. Acciones que se representan en el relato. Todos vestidos con ropa deportiva, que corren, se mueven, que derrochan energía, y uno que no puede caminar pero que cuesta aceptarlo. Como en búsqueda del espacio a ocupar, del cansancio como punto de partida, de experimentación escénica.
Desde que nos sentamos hasta que decidimos pararnos para irnos nos invade una tensión característica de eso que se muestra pero no se dice, así como también nos invade una belleza que tiene que ver con lo incapturable del teatro, de ese momento vivido en el aquí y ahora, que sucede para nosotros y del que somos parte. Con un texto precioso, actuaciones que le ponen el cuerpo a un relato de tal forma que vemos acciones en descripciones que alimentan la imaginación de forma constante, vemos el claro de luz que entra y, este domingo también, el sonido de la lluvia que acompaña.
Madres que parecen hijas, hijas que se vuelven madres, la soledad, la necesidad de atención, lo que se recuerda y lo que no, las ficciones que resultan más felices que la realidad, lo que no se quiere ver, lo que se niega, la aceptación, la necesidad de un otro, momentos de encuentro y de desencuentro, la diversidad, son algunos temas que se ven en escena, con los que podemos identificarnos, que tienen eso de individual y general a la vez que tanto emociona en el teatro.
Es el cumpleaños de Branko, que tiene una enfermedad que lo obliga a usar silla de ruedas, cada miembro de la familia reacciona de forma distinta en esta fecha y van saliendo a la luz conflictos familiares que pueden parecer disparatados pero que son tan reales que el contacto visual que los personajes van haciendo con el público nos va interpelando cada vez más.
Y en un momento llega el final, con un silencio absoluto. No nos movemos, ni atinamos a aplaudir ni decir palabra, no podemos. Se necesitará de unos minutos más para que comiencen a aparecer los primeros aplausos, luego comenzamos a contagiarnos y aplaudimos todos, pero cuesta tanto romper ese silencio que pareciera que tanto de forma individual como colectiva, la historia logra involucrarnos tanto que el silencio final es absolutamente necesario.
Ficha técnico-artística
Dramaturgia: Ivor Martinić
Traducción: Nikolina Zidek
Actúan: Aldo Alessandrini, Antonio Bax, Luis Blanco, Elsa Bloise, Paula Fernández Mbarak, Pilar Boyle, Clarisa Korovsky, Romina Padoan, Juan Andrés Romanazzi, Gonzalo San Millan, Juan Tupac Soler
Trailer: Mariano Asseff
Vestuario: Alberto Albelda
Escenografía: Alberto Albelda
Diseño de luces: David Seldes
Fotografía:Sebastián Arpesella, Nora Lezano
Asistencia de dirección: Catalina Napolitano
Prensa: Carolina Alfonso
Arreglos musicales:Francisco Casares
Director asistente:Julieta Abriola
Dirección:Guillermo Cacace
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