Un montón de cosas, muchísimas: sillón, alfombra, tele, mesita de la tele, jarroncito, latita, manta, gamulán, almohadón, colchón... la casa de Mabel está llena de cosas, de recuerdos y nostalgia.
Mabel (Rosario “Muma” Varela) vive sola, pero la mayor parte del día la acompaña su enfermero, Iván (Ignacio Torres) y a veces llega su hijo (Nacho Bozzolo) a llevarse cosas. Ella lo espera a tomar el té, pero él va a llevarse cosas. Las cosas de Mabel.
La historia es simple y sin embargo tiene la profundidad de esos gestos cotidianos que forman la totalidad de la vida. Mabel se preocupa por las publicidad pues debe ser difícil vivir en un mundo que te pide curvas perfectas, tan perfectas que no son reales. Mabel se alegra porque su vecino toca un instrumento religiosamente todos los días por la tarde, no toca bien, pero progresa, y ella se alegra. Mabel espera a su hijo a tomar el té, mira la tele, hace ejercicios que le hacen bien a sus articulaciones y recuerda. Y cuando recuerda es joven otra vez.
La actuación de Muma en la piel de Mabel es exquisita, profundiza en detalles con humor y dulzura, logra atraparnos y convencernos que es Mabel.
Pero ella no está sola pues está su hijo que parecería estar metido en cosas extrañas y tiene un carácter algo intenso. Y también está Iván, que la acompaña en un vínculo de amistad y protección. Iván, que tiene el corazón roto.
Se crea un clima entre los personajes muy bello, un vínculo de reciprocidad. Están juntos y juegan juntos, eso se nota y es de las cosas más lindas que pueden suceder en escena.
Las luces cobran un papel importante en la escena, detallan rincones, crean el clima para confesiones, pensamientos y monólogos, se prenden todas juntas, de a colores, segmentadas, se prenden desde los veladores o desde la sala. Juegan. Todo en la obra juega.
Las cosas de Mabel tienen cierta personificación, no son meros objetos. Son cosas, pero hacen compañía. Son cosas que esconden la soledad, cosas que sobran o a veces faltan, cosas que nos sitúan aquí y ahora. Mabel suelta y su hijo abraza, llena un vacío con cosas que ni siquiera son suyas.
“Las cosas de Mabel” es una de esas obras que te despiden con tristeza y alegría a la vez. Es extraño, pero es cierta alegría con dejos de melancolía y humor.
Hay algo de la obra que me recordó al libro Prohibido morir aquí de Elizabeth Taylor pues en ambos relatos se habla de la vejez, con humor y ternura. En ambos hay familia que se lleva cosas y amigos ajenos que escuchan. No es que las historias tengan algo que ver, pero me llevaron al mismo lugar: nostalgias, humor y ternura. De ambas salí igual, con una sonrisa y la mente volando.
¿Cuándo? Jueves 21hs.
¿Dónde? Teatro Beckett (Guardia Vieja 3556, CABA).
Entradas por Alternativa Teatral
Ficha técnica
Dramaturgia: Cecilia Meijide Actúan: Nacho Bozzolo, Ignacio Torres, Rosario Varela Vestuario: Cecilia Zuvialde Escenografía: Cecilia Zuvialde Iluminación: Santiago Badillo Diseño gráfico: Bárbara Delfino Asistencia artística: Cecilia Rodriguez Prensa: Carolina Reznik Producción: Zoilo Garcés Dirección: Cecilia Meijide
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