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Foto del escritorFer Blanco

EL HOMBRE QUE PERDIÓ SUS SOMBRA

Actualizado: 10 jun 2020


Es época de estrenos en el Cervantes y le ha llegado el turno a los más chicos con “El hombre que perdió su sombra”, una versión libre y coreográfica de La maravillosa historia de Peter Schlemihl de Adelbert von Chamisso escrita y dirigida por Eleonora Comelli y Johanna Wilhelm, con la colaboración dramatúrgica de Isol Misenta.


En este relato Peter vende su sombra a cambio de la caja de la fortuna pero descubre que hay cosas que le importan más que el dinero y está dispuesto a luchar por ellas y contra su egoísmo. El foco está puesto en el camino a recorrer, en los aprendizajes de cada paso, cada decisión tomada y la búsqueda de encontrar la solución a los conflictos.


La historia está contada con una belleza que nos implica a grandes y chicos, sombras y pasos de baile que logran varios “Mirá mamá...”, que logra el respeto y el silencio de todas las edades, que tiene algo del estímulo audiovisual y lo artesanal del vivo trabajando en conjunto, y se permite llamar la atención desde la contemplación.


La escenografía es como un collage de papel, blanco y delicado, que juega con los colores proyectados y la ausencia de luz. Manos que van y vienen, que transforman, crean, que arman espacios y paisajes con distintos elementos, que van cobrando vida para los espectadores a través de la pantalla con ese toque especial de ver que sucede en vivo, ver las manos que aparecen y se van, que acomodan y enmarcan la escena.


Peter (Santiago Otero Ramos) será quien nos irá guiando, como relator de su propia historia. Con él, iremos atravesando alegrías y tristezas, bailes, canciones y sombras. Siluetas que atraviesan el espacio para narrar una historia, que pasan distintos niveles, entre su silueta, su cuerpo en acción y hasta atraviesan la cuarta pared y se hacen presentes en nuestro lugar espectador, se apropian de todo el espacio, y juegan con nosotros, que somos niños y adultos a la vez.


La puesta es tan bella que como espectadores sólo podemos dejarnos llevar, recorrer los espacios y dejar que la mirada disfrute de la iluminación, el vestuario, la música en vivo, el diseño audiovisual... Más allá de la historia, disfrutamos ese lugar voyeur. Lo más interesante de la obra es cómo se cuenta la historia, cómo los distintos estímulos visuales logran atrapar a sus pequeños grandes espectadores desde la belleza de la contemplación y así lograr silencios, suspiros, gestos de sorpresa y aplausos genuinos del público más sincero y espontáneo: los niños.


Teatro Cervantes - Teatro Nacional Argentino Libertad 815, CABA.


Ficha técnica Actúan: Pablo Fusco, Sebastián Godoy, Griselda Montanaro, Santiafo Otero Ramos y Gastón Exequiel Sanchez. Músicos: Axel Krygier y Alejandro Terán. Vestuario: Paula Molina. Escenografía: Johanna Wilhelm. Iluminación: Ricardo Sica. Proyecciones: Gisela Cukier y Johanna Wilhelm.ç

Asistencia de dirección: Vanesa Campanini. Producción: Francisco Patelli. Colaboración en dramaturgia: Isol Misenta. Coreografía: Eleonora Comelli. Dirección musical: Axel Krygier. Dirección: Eleonora Comelli y Johanna Wilheim.

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