El teatro Cervantes nos recibe otra vez, un lujo colonial en plena ciudad. Teatro Nacional que este año brilla, invita y convoca. Nos ubicamos en nuestras butacas – nos toca palco – y mientras nos acomodamos escuchamos aplausos. Y una voz. Entonces la vemos: aparece Marilú Marini, que entra desde la platea, saluda, charla con el público y se va acercando al escenario. Carismática, divertida, preciosa. Nos da la bienvenida, nos prepara para el relato y ya sentimos cierta cercanía. El diálogo es con nosotros, en un código de intimidad amistosa. Seremos espectadores cercanos de su relato sin importar a qué distancia estemos del escenario.
Adaptada y dirigida por Pierre Maillet, esta obra se basa en los textos de Copi “El día de una soñadora” y “Río de la Plata”. Relatos sobre el exilio, sobre buscarse y encontrarse, sobre las ausencias, los encuentros y las diferencias.
Al principio sólo será el escenario vacío, oscuro, dos sillas, un texto que se dice en francés, la traducción que se proyecta en castellano y ella, con distintas voces, personajes, siendo otros y siendo ella, que se mueve con una soltura preciosa, que puede romper la cuarta pared, hacer viajar nuestra imaginación y mantenernos absortos en el relato con su propia magia. Luego, comenzará a envolvernos la iluminación, con sus juegos, sus tenues, sus transparencias y sombras. Lo que insinúa, lo que susurra y lo que hace explícito. Aparecerá así un pianista (Lawrence Lehérissey), mutaciones del espectáculo, evolución del relato y del vínculo que vamos generando con él. Aparecerán plumas, brillos y más luces, se irá profundizando cada vez más, como si se pudieras descubrir capas del discurso, desvelar y sentir cada vez más.
Entre lo absurdo, lo sensible, lo tangible, la obra se va moviendo en un universo emocional que nos convoca. Nos hace reír, llorar, nos pone la piel de gallina. Nos hace sentir. Por ochenta minutos no podemos sacar la vista del escenario, ni se nos ocurre mirar la hora y menos nos importa lo que sucede afuera. Estamos allí, absortos en el relato. Solos y acompañados, terminando la experiencia en una emoción individual que se une en un aplauso colectivo. Todo es precioso, en su generalidad y sus detalles.
Teatro Cervantes. Teatro Nacional Argentino (Libertad 815, CABA)
FICHA TÉCNICA
Autoría: Copi.
Adaptación: Pierre Maillet.
Traducción: Edgardo Dobry, Eduardo Muslip y María Silva.
Actúan: Marilú Marini.
Músicos: Lawrence Leherissey.
Vestuario: Raúl Fernández.
Iluminación: Bruno Marsol.
Realización de escenografía: Comédie De Caen.
Realización de vestuario: Comédie De Caen.
Sonido: Manu Léonard.
Asistencia artística: Ernesto Donegana.
Asistencia de dirección: Mónica Quevedo.
Producción: Maxi Libera.
Dirección: Pierre Maillet.
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