En “Casa de muñecas” de Henrik Ibsen Nora se va para no volver. Nora se cansa de ser una muñeca, manejable, sumisa. Toma las riendas de su vida y se va, pues no existe otra opción. ¿Qué pasó con Nora después? Lucas Hnath se anima a pensar qué pasa después de casa de muñecas. Y para él, Nora vuelve. Así comienza esta obra que podemos ver en vida en Paseo la Plaza bajo la dirección de Javier Daulte y producida por Pablo Kompel.
Nora (Paola Krum) vuelve 15 años después de aquél mítico portazo a reclamar su libertad. Nora vuelve con algunos rasgos de aquella Nora que nosotros, como espectadores, también recordamos. Cierto aire lúdico, juguetón y divertido con firmeza en sus convicciones y acciones. Es la misma Nora que recordamos pero distinta.
¿Qué pasó con Nora? Lo primero que pregunta su nana (Julia Calvo), y que tal vez también se encuentre en el imaginario de muchos espectadores, es si Nora sufrió. Pero a Nora le fue muy bien, es exitosa y feliz. Ese es el primer punto en el que nos desafía la obra. A partir de este momento comenzarán algunos cuestionamientos: ¿Por qué se fue? ¿Para qué volvió? ¿Cómo fue capaz de dejar a sus hijos?
El escenario se presenta circular, como un ring donde los personajes son juzgados en escena. Pero a su vez el círculo mantiene movilidad y lograremos ver distintos puntos de vista que conviven en la obra. A veces miraremos a los protagonistas de frente y otras de espalda, pero no todos tendremos la misma visión (como en la vida misma). A su vez, también veremos a los espectadores (¿nos juzgamos a nosotros mismos también?).
La escenografía junto con el vestuario dan cuenta de una época - estamos a principios del 1800 - pero a su vez hay cierta modernidad y minimalismo en la puesta general lo cual podría implicar lo contemporáneo de la obra, como si nos dijera “no puedo creer que todavía estén discutiendo esto”. Pues, ¿qué sería más revolucionario que el final de “Casa de Muñecas” donde Nora decide dejar a sus hijos? El final de “Casa de Muñecas”. Hoy 2019, que una mujer decida dejar su hogar (con hijos) es tan revolucionario como en 1879 (cuando se estrenó la obra).
En la obra también aparecen algunas cuestiones de clase, aparece la cuestión de que Nora, como mujer, pudo abandonar su casa también por una cuestión de clase pues su formación, sus hábitos y costumbres, le dieron las herramientas para poder triunfar. No todas las mujeres tienen las mismas oportunidades y posibilidades de elección que Nora.
El rol de Torvald (Jorge Suárez) en esta oportunidad será bastante empático. Es muy fácil empatizar con el padre abandonado que siguió adelante por su familia, que no logra enojarse. No así la figura de su hija (Laura Grandinetti) que se presenta distante y convenida, aunque también sagaz e inteligente. Ella quiere mantener las apariencias y ser “la mujer de”, que quiere una familia tipo y las comodidades de la dependencia. Sin embargo, hay algo muy interesante en Torvald y es que su personaje tiene varias transformaciones a lo largo de la obra, pasa por distintos sentimientos y distintas posturas de acuerdo a lo ocurrido, logrando una comprensión final que es exquisita, como si terminara de hacer un luto a su matrimonio y por fin pudiera entender por qué se fue Nora, inclusive podremos hasta percibir cierta alegría y admiración. Para esto, la actuación de Jorge Suárez será crucial, pudiendo llevar el timing de cada escena y compartirnos cada sentimiento de su personaje.
La obra tiene un acierto que tiene que ver con los distintos puntos de vista en torno a la temática, podemos escuchar distintas voces y algunos diálogos pueden ser tranquilamente extrapolables a una sobremesa actual. Los actores saben manejar esto con un timing que permite la fusión entre drama y comedia. Es que hablamos de temas graves y profundos pero también absolutamente cotidianos.
La escena final tiene una despedida sin portazo, hay cierta comprensión de algunos porqués, se logran dejar de lado algunos caprichos para comenzar un proceso de deconstrucción. La sociedad cambia, se presentan muchas oportunidades para corromper nuestros ideales y así también la oportunidad de decir que no, de decir basta. Irse no es siempre la mejor solución pero quedarse tal vez no sea una opción tampoco. A veces se necesita algo de silencio para escuchar la propia voz y dejar de repetir y hacer lo que se pretende de nosotras, que ya no somos muñecas ni marionetas sino sujetas de deseo y acción.
La obra tiene el encanto de poder deconstruir un relato desde distintas voces. Los personajes son juzgados y se defienden con honestidad, a veces políticamente correctos y otras no tanto.
Nora pensaba que en 15 años el mundo iba a estar preparado para otras posibilidades, pasaron más de 100 y si bien algunas cosas han cambiado bastante, otras no cambiaron tanto. ¿Qué hay después de casa de muñecas?
Ficha técnica
Autor: Lucas Hnath.
Traducción y versión: Fernando Masllorens y Federico González Pino.
Actúan: Paola Krum, Jorge Suárez, Julia Calvo y Laura Grandinetti.
Dirección: Javier Daulte.
Diseño de escenografía: Alicia Leloutre y Julieta Kompel.
Diseño de vestuario: Ana Markarian.
Diseño de Iluminación: Sebastián Francia.
Pelos: Granado.
Director técnico y montaje: Jorge H. Pérez Mascali.
Asistente de dirección y Stage Manager: Guido Losantos.
Supervisión de sonido: Pablo Abal.
Asistentes de vestuario: Betina Andreosi.
Vestidor: Héctor Ferreira.
Fotografía estudio: Alejandra López.
Comunicación audiovisual: Milwatts.
Comunicación digital: Bustillos Contenidos.
Producción gráfica: Romina Juejati.
Comunicación Visual: Romina Koghan.
Prensa: SMW.
Productor asistente: Nicolás Kompel.
Productor ejecutivo: Javier Madou.
Director de producción: Ariel Stolier.
Productor general: Pablo Kompel.
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